martes, 26 de abril de 2016

Lo que te dirá la ecografía



La primera ecografía es uno de los momentos más esperados a lo largo de tu embarazo, pero debes saber que es algo más que la primera imagen que tendrás de tu bebé. Además, no solo la primera sino también las siguientes, permiten vigilar la evolución del feto y del embarazo y pueden desvelar anomalías fetales.
¿Qué es y para qué sirve una ecografía en el embarazo?
La ecografía es un procedimiento de diagnóstico por imagen que utiliza haces de sonidos no audibles por el oído humano (ultrasonidos), que se dirigen hacia el objeto a estudiar, en la mayoría de los casos el feto, para comprobar su evolución. Estas ondas sonoras chocan con diferentes estructuras: piel, grasa, músculo, piel, líquido… Dependiendo de la capacidad de penetración en cada tejido, parte de los ultrasonidos que componen el haz continúa y otra parte se refleja. Los ultrasonidos reflejados son recogidos por la misma sonda que los emite y una vez analizados por el equipo se presentan en la pantalla en forma de imágenes ecográficas. El hueso es la estructura que más ecos rebota y aparece representado en blanco, mientras que el líquido, la que menos rebota, aparece en negro.
En términos generales, una ecografía proporciona información sobre el curso del embarazo (asegura que el embrión / feto sigue vivo), la localización de la placenta, la cantidad de líquido amniótico, el número de fetos, el crecimiento fetal, el grado de bienestar fetal y la posición del feto dentro del útero. Y lo más importante: juega un papel fundamental en el diagnóstico de anomalías fetales.
¿Cuándo se puede detectar el sexo fetal?
El sexo fetal se puede determinar, por un ecografista experimentado, en más del 95% de los casos y con una fiabilidad superior al 99% a partir de la semana 18 de embarazo. Entre las semanas 12 y 18 es posible detectarlo en un porcentaje bastante alto de casos, pero con un margen de error mayor.
¿Es nociva para la madre o el feto?
La ecografía no utiliza radiaciones ionizantes del tipo de los rayos X, sino ultrasonidos. El paso de los ultrasonidos a través de los tejidos puede liberar calor, por efecto térmico, pero la cantidad liberada en los equipos médicos es insignificante, de tal modo que hasta la fecha no se ha podido detectar ningún efecto adverso por su uso, ni en la madre ni en el feto. Puedes estar pues totalmente tranquila a la hora de realizártela.

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